Tuesday, August 28, 2007

¡He aquí a la Cuquita!

Esta entrada está dedicada para quien fue una fiel compañera de toda una vida. La tuve conmigo desde que nació hasta que murió. Es más, la tuve conmigo desde antes de que naciera. Y la tuve en mis manos cuando fue necesario dormirla para que ya no siguiera sufriendo. A continuación, presento a todos mi foto favorita de la Cuquita (la foto puede ser aumentada con el mouse):





Alegre, feliz, llena de vida, llena de energía. Como dije, a esta perrita la tuve conmigo desde que nació e inclusive desde antes de que naciera. Esta es la historia: en la casa en donde vivía con mis padres, teníamos un perro Pastor Alemán muy hermoso pero muy bravo, al que se le había puesto el nombre de Buddy (amigo), en memoria a otro perro anterior a él que había sido un perro muy bueno. Precisamente porque el Buddy original había muerto (habiendo sido enterrado en el patio de la casa), en mi casa fueron a comprar otro perro chiquito, y habían buscado uno que de preferencia fuera un Pastor Alemán dada la inteligencia que usualmente caracteriza a estos perros. Por algo es la raza de perros favorecida por las agencias policiacas del mundo entero. Fue así como compraron al nuevo Buddy. Pero este resultó ser un perro tan bravo, inclusive con nosotros, que yo le decía "el Cus-Cus" en alusión al temible "Coco" con el que se suele espantar a los niños cuando se portan mal.

Cerca de nuestra casa vivían unos vecinos que tenían una pareja de perros Pastor Alemán, el Patán y la Loba. Cuando murió el Patán, la Loba se les había quedado sola. Como yo sacaba a pasear al Buddy seguido, los conocía muy bien, y cuando les pregunté por una novia para el Buddy me sugirieron que le presentara a la Loba. Fus así como llevé a la Loba a la casa para presentársela al Buddy. En la foto siguiente, estoy en la escalera que dá la subida a mi recámara viendo a la Loba mientras ella está tratando de subir por las escaleras, a la vez que su novio el Buddy la está mirando:





Después de tenerlos juntos varios días la Loba quedó embarazada. Pero esa camada de perritos los perdió la Loba porque al estar tratando de salirse de su casa forzándose por debajo de un agujero que había bajo el pretil de la puerta de entrada al patio de su casa se lastimó la barriguita, motivo por el cual abortó la pobre Loba quedando muy triste después de este incidente. Tras esto, volvía a juntar a la Loba con el Cus-Cus, pero esta vez me propuse que cuidaría a la Loba en mi propia casa no dejándola salir para que no le pasara nada. Casi no salía para nada.

Nuevamente, la Loba quedó embarazada. Pero cuando iba a tener a sus cachorritos, se salió de la casa y se fue a la casa de sus dueños situada a unas cuatro cuadras de distancia, temiendo que se fuera a repetir la misma historia de cuando perdió la camada anterior de cachorros.

El día en que iba a tener sus cachorros, mi madre tenía una reunión en la casa con sus amigas en la tarde, cuando la puerta de lámina que dá a la calle empezó a ser rascada por fuera con desesperación. Era la Loba, que estaba pidiendo entrar de modo insistente. Cuando se le dió la entrada, se dirigió a la cochera, y empezó a tener a sus perritos, de uno en uno. Tardó de un día a otro para que salieran todos. Si todos los perritos se hubieran dado, la Loba habría tenido 15 perritos. Pero sólo se dieron nueve de ellos. Hubo tres blanquitos (de los cuales sólo sobrevivió una cachorrita blanquita), cinco de color miel (entre ellos la Cuquita) y cuatro negritos.

Así pues, la Loba se fue a tener a sus cachorros a mi casa. En la siguiente foto tenemos a la Loba con sus cachorros al segundo día de haber nacido todos, cuando no abrían sus ojitos. Uno de los cachorritos color café miel es la Cuquita.





La Loba llevaba 15 perritos dentro de ella, pero solo se dieron nueve: cinco negritos, tres color café miel, y una blanquita, a la que le puse de nombre (naturalmente) la "Blanquita".

Algunos días después, los cachorritos abrieron sus ojitos. En la siguiente foto, tenemos a la Cuquita, junto con su hermana la Blanquita jugando con uno de los perritos negritos, bajo la mirada vigilante de su mamá la Doña Loba:





En las siguientes dos fotos, tenemos a la Cuquita junto con sus hermanos la Blanquita y el Malito, y en una de las fotos el papá de los cachorritos, Buddy, se está asomando:






Aquí tenemos una foto de la Cuquita en su "cuna":





Estas son las últimas dos fotos que tengo de la Cuquita:








Las fotos las tomé precisamente el último día que le quedaba de vida, el día en que el Médico Veterinario tenía que ir a la casa para aplicarle la eutanasia con el fin de que ya no siguiera sufriendo su invalidez.

La Cuquita fue enterrada cerca de la casa en donde vivo. En el lugar en donde quedó enterrada, planté sobre ella una palmerita pequeña, producto de una semilla dada por la palmera grande que la Cuquita veía todos los días cuando se asomaba desde su balcón. La palmerita indica el sitio exacto en donde quedó enterrada la Cuquita. La palmerita impide también que la gente que pase pise el suelo en donde está enterrada Cuquita, es una forma de garantizarle cierto respeto a su tumba. Quizá, más importante, es que al ir creciendo la palmerita sus raíces han ido cubriendo el cuerpo de Cuquita de modo tal que Cuquita se está integrando a su palmerita, volviéndose un nuevo ser con la palmerita, infundiéndole algo de la vitalidad y el espíritu de supervivencia que caracterizaron a Cuquita en vida. En cierta forma, Cuquita está renaciendo de nuevo, a través de su palmerita que sigue creciendo. Este es un privilegio que no tienen ni siquiera muchos humanos, el volver a renacer a través de un árbol o una planta sembrada en sus tumbas.

Algún tiempo después de haber enterrado a la Cuquita, cuando descubrí que me era fácil escribir música usando teoría musical convencional, me animé a componer una melodía que refleja el recuerdo nostálgico que tengo de la Cuquita así como la tristeza que rodea los días aledaños a su partida. Lord Byron compuso en memoria de su perro Boatswain un poema. En mi caso, no siendo un poeta de la talla de Lord Byron, yo opté por escribír una breve composición titulada, naturalmente, "Cuquita". A continuacón reproduzco la primera página de dicha composición:





Esta pieza musical fue compuesta para ser interpretada en un órgano Reed. El órgano Reed es un instrumento de viento que ha sido reemplazado por su símil electrónico, el cual es muy melodioso. En mi sintetizador electrónico es el que produce los mejores y más distintivos sonidos entre todos los demás órganos. Quienes quieran escuchar la composición "Cuquita" lo pueden hacer yendo a la siguiente dirección:

http://www.mp3.com/artist/armando-martinez-tellez/songs

Cuquita ya está "del otro lado". Llegará el día en el que también a mí me toque partir de este mundo. Cuquita ya me está esperando. La muerte que nos separó nos volverá a unir de nuevo. Y sé que ya nada nos volverá a separar.